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Los Espíritus son los seres inteligentes de la creación que pueblan el espacio. Constituyen un mundo aparte, el mundo de los Espíritus, el cual preexiste y sobrevive a todo. Son las almas de los que han vivido en la Tierra o en otros mundos. Vulgarmente nos formamos una idea falsa de los Espíritus; no son éstos, como creen algunos, seres vagos e indefinidos, ni llamas de fuegos fatuos o fantasmas de cuentos. Son seres semejantes a nosotros, o mejor dicho son nuestra realidad después de la muerte del cuerpo físico. Los Espíritus se encuentran en todas partes, los tenemos a nuestro lado influenciándonos; son uno de los poderes de la naturaleza e instrumentos que se vale Dios para realizar sus miras providenciales. Cada Espíritu es una unidad indivisible y por difícil que pueda parecer, los Espíritus no tienen fin. Atraviesan la materia, lo penetran todo, el aire, la tierra, el agua y hasta el mismo fuego les son igualmente accesibles.

Allan Kardec indagó sobre el alma a  los Espíritus Superiores:

¿Qué es el alma?

«Un Espíritu encarnado».

¿Qué era el alma antes de unirse al cuerpo?

«Espíritu».

¿Las almas y los Espíritus son, pues, una misma cosa?

«Sí, puesto que las almas no son más que Espíritus. Antes de unirse al cuerpo, el alma es uno de los seres inteligentes que pueblan el mundo invisible y que se revisten temporalmente con una envoltura carnal para purificarse e ilustrarse».

Antes del Espiritismo, errónea, imprecisa, vaga y confusa era la idea que se tenía del alma humana. Considerada como efecto y no como causa por los materialistas, éstos veían en los fenómenos psicológicos que de ella dependen, tan sólo el resultado de la actividad del sistema nervioso del hombre. Un decantado pero mal comprendido paralelismo psico-fisiológico parecía justificar ese modo de ver, debido a que, una vez dañado el cerebro, la médula espinal o los nervios, se alteran las funciones superiores de la conciencia o del pensamiento lógico, causando parálisis, afasia, etc. De esa manera, los hombres de ciencia, fueron conducidos a un error fundamental que consistió en que invirtieron los papeles del cuerpo y del alma, dando prioridad a aquél que, sin embargo, es solamente el instrumento de estas actividades. El alma también fue confundida con el principio de la vida orgánica, por los vitalistas, sin explicar su atributo esencial: la conciencia individual, resultante de la inteligencia humana. Finalmente fue considerada como un ser real y diferente del cuerpo por algunos espiritualistas, con el error de creer que fue creada para el cuerpo y que tiene un destino vago hasta desaparecer o difuminarse con Dios.

Con el Espiritismo, el alma o Espíritu encarnado, es definida como un ser real, individual que va depurándose gradualmente hasta llegar a ser Espíritu puro, en la cima de la escala espiritual.

¿Qué sería nuestro cuerpo si no tuviese alma?

«Simple masa de carne sin inteligencia, todo lo que quisierais, excepto un hombre».

Fuente: Doctrina Espirita para principiantes. Realizado por el Consejo Espírita Internacional (CEI)

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