Desde hace algún tiempo se
rumorea que las películas de Chucky, el muñeco asesino, se basaron en parte en
el caso del Muñeco Robert, que actualmente tiene más de 100 años. A primera
vista Robert es solo un muñeco de trapo, que representa en tamaño real a un
pequeño niño marinero, que viste de blanco y lleva un osito bajo el brazo. Sus
ojos son negros, pequeños e inexpresivos, carentes del realismo que usualmente
se ve en las muñecas embrujadas; sin embargo, algo habita en Robert, y eso ha
hecho que su presencia siembre el terror en cada inocente familia que ha tenido
el infortunio de poseerlo, pues nunca faltó quien afirmara que Robert se movía,
que estaba vivo...
El Muñeco Robert (conocido
también como "Robert el Muñeco Embrujado", "Robert el Muñeco
Maligno", "Robert el Muñeco Poseído" o "Robert el Muñeco
Encantado" ) tuvo como primer propietario a un talentoso artista y
escritor de Key West: Robert (Gene) Eugene Otto, quien lo recibió de manos de
un sirviente nativo de las Bahamas y versado en el vudú y la magia negra (esto
ocurrió en 1906, cuando tenía apenas seis años). Según los rumores, la familia
de Otto (Robert Eugene Otto) maltrataba a una pequeña niña sirvienta
emparentada con el sirviente que sabía de vudú, de modo que El Muñeco Robert
fue una venganza disfrazada de regalo, pues supuestamente estaba embrujado y
hasta contenía cabello real (conseguido cuando el chico se cortaba el pelo en
casa) del propio Otto.
Pese al hechizo, el muñeco tenía
aspecto amable y pronto consiguió el cariño de su joven dueño, que lo bautizó
con su primer nombre y, según cuentan, lo llevaba casi siempre con él. De
hecho, esta amistad llegó a tanto que los padres de Otto (a quien llamaban por
"Robert", pues era su primer nombre) le pusieron al juguete "El
Muñeco Robert", a fin de evitar confusiones con su hijo.
El principio del horror
Los padres de Otto señalaron que
a menudo le oyeron hablar con su muñeco. Pronto comenzaron a escuchar que El
Muñeco Robert respondía en las conversaciones, e inicialmente creyeron que Otto
estaba simplemente cambiando su voz; pero, cuando los vecinos dijeron haber
visto al muñeco moviéndose solo desde una ventana a otra cuando no había nadie
en la casa, llegaron a sospechar que El Muñeco Robert estaba vivo.
El Muñeco Robert no se apartaba
del lado de Gene. Incluso tenía su propio lugar en la mesa familiar. Sin
embargo, a pesar del cariño que Otto seguía teniendo por su muñeco, los poderes
de éste se volvieron más intensos y... diabólicos. Así, la familia de Otto
reportó que a veces el muñeco emitía una risita aterradora, que se movía cuando
no había nadie cerca; y que a algunas ocasiones, en medio de la noche,
escuchaban gritar a Otto y, cuando entraban al cuarto, encontraban los muebles
volteados y a Otto (asustado) en la cama junto con Robert, diciendo que éste
había causado todo el desorden.
La familia de Otto y sus vecinos
no eran las únicas personas que presenciaban las extrañezas del muñeco, pues
varios invitados juraron que, al mirar a Robert El Muñeco, éste había cambiado
de expresión e incluso parpadeado. De hecho, algunos huéspedes terminaron por
finalizar sus visitas únicamente porque el muñeco los había asustado, aunque
esto también se dio con trabajadores, como un fontanero que salió corriendo
después de que vio al Muñeco Robert, volvió a trabajar, volvió a mirarlo y se
encontró con que éste le hacía una mueca burlona y malvada.
Otto crece pero Robert se niega a salir
Cuando Otto perdió a sus padres,
él y su esposa heredaron la casa familiar y, cuando estaban instalándose (Otto
se había ido a vivir a un sitio alquilado), encontraron al Muñeco Robert en el
ático de la casa. Apenas descubierto el muñeco, la esposa de Otto se quejó de
haberle visto cambiar de expresión, y le pidió a su marido que lo encerrase
bajo llave, pero Otto se negó y dijo que el muñeco debía tener su propia
habitación, desde la cual pudiese ver la calle...
Quizá, la decisión anterior se
basaba en el miedo, pues hay que recordar que solo Otto había conversado con El
Muñeco Robert; sin embargo, el muñeco siguió produciendo fenómenos
paranormales, y finalmente Otto se hartó y lo encerró en el ático, pero incluso
así el muñeco continúo causando hechos atemorizantes, al punto de que algunos
huéspedes afirmaron escuchar pasos y movimientos en el ático, e incluso risas
demoníacas, cosas estas que tomaban más fuerza con el testimonio de personas
desconocidas que timbraban solo para informar que habían visto moverse un
muñeco en la torreta del ático.
Posteriormente, el rumor del
muñeco maldito corrió y, los niños que pasaban por ahí cuando iban o regresaban
de la escuela, terminaron adoptando el hábito de pasar por la calle que no daba
a la casa de Otto, ya que contaban que El Muñeco Robert les hacía gestos
burlones... Por su parte, Otto decía que a veces el muñeco aparecía en una
mecedora dela planta baja, que su esposa no lo había puesto ahí, que lo subía
de nuevo al ático y después lo volvía a encontrar en la mecedora, habiendo
estado atento a que nadie lo sacase del ático...
.
La muerte de Otto
En el año 1974 Otto falleció y su
esposa Anne, guiada por una mezcla de respeto y temor, no quemó al Muñeco
Robert, sino que lo metió en un baúl con llave, dentro del ático de la casa,
que para aquel entonces ya se conocía como la Casa del Artista, gracias a la
fama del difundo Otto.
Ahora bien, tiempo después una
familia de tres (padres e hija) se mudó a la Casa del Artista (la casa del
difunto Otto) y, cuando descubrieron al Muñeco Robert, la niña pequeña, que en
aquel entonces tenía solo 10 años, quedó fascinada con el muñeco y le tomó
cariño, queriendo conservarlo.
Otra vez la historia del lobo
disfrazado de cordero se repitió, pues primero la niñita simplemente informó
que, sin explicación alguna, las muñecas que estaban cerca de El Muñeco Robert
habían aparecido decapitadas... ¿Sería Robert? Sí, y eso lo supo poco después,
porque sus padres la empezaron a escuchar gritar de noche, ya que Robert se
movía por la habitación y a veces intentaba atacarla... Los padres de la niña
sabían que algo pasaba, aunque la versión del muñeco viviente no acababa de
convencerlos; sin embargo, encerraron a Robert en el ático después de que
encontraran al perro de la familia fuertemente atado con cable en la sala de
estar, ya que era un poco inverosímil pensar que su pequeña hija había perdido
la cabeza y que el animal se había dejado atar de esa manera... Como se ve,
esto ya hizo que sospecharan, aunque aún no estaban plenamente convencidos de
que Robert tenía vida, pero los años pasaron y su hija, ya convertida en una
mujer adulta, continuaba afirmando que Robert estaba vivo y era malvado...
Una fama imperecedera
Actualmente, la Casa del Artista
es una panadería bastante popular donde se venden desayunos y tours de
fantasmas por la ciudad. De hecho, la fama de Robert fue tal que Discovery
Channel filmó un episodio de "¿Lo pueden creer?" en la casa en que
alguna vez vivió el primer dueño del muñeco maldito. En dicho episodio, se
reportó que, dentro del ático donde solía estar Robert, el fantasma de Anne
había sido visto, aunque con la bella apariencia que tenía cuando usó por vez
primera el traje de novia con que se manifestaba ahora espectralmente... Aparte de Discovery Channel, también
filmaron allí William Shatner y Travel Channel.
En cuanto al Muñeco Robert, hoy
en día se encuentra en el Museo Martello, aunque ocasionalmente sale para ser
grabado u otras cosas, pero casi siempre permanece en su calla sellada de
plástico, y aún sigue asustando gente, porque muchos miembros del personal del
museo han reportado cosas inusuales, y un ejemplo fantástico es el caso de un
hombre que se encargaba de abrir y cerrar el museo, y una vez dejó cerrando
todo y apagando las luces, pero al día siguiente abrió el museo (nadie había
entrado antes que él) y encontró que todas las luces estaban encendidas, que
Robert estaba en una posición diferente dentro de su caja, y que sus pies
tenían polvo fresco, como si hubiese caminado por el museo... Adicionalmente,
los visitantes del museo también han reportado cosas raras, como golpecitos en
el cristal o parpadeos del muñeco. De hecho, tal es su reputación de maldito,
que se rumorea que nadie debe fotografiar a Robert sin su permiso: hay que
pedirlo y, si Robert mueve ligeramente la cabeza hacia abajo, entonces se
prosigue, pues en caso contrario lanzará una maldición sobre el hozado y sus
familiares.
Bien se ve que la gente continúa
temiéndole a Robert, y la mayor muestra de eso son las numerosas cartas que
cubren las paredes del museo, solicitando que Robert sea exorcizado para que
deje de estar maldito...
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