El Túnel de los Gritos (Screaming
Tunnel) es un escalofriante lugar en el que se asegura que habita el espíritu
sin descanso de una niña que fue quemada en el interior de sus paredes. Si
enciendes una cerilla en su interior…
Cerca de las Cataratas del
Niagara hay un pequeño túnel que tiempo atrás servía como paso peatonal entre
las granjas que había en la zona. Es un estrecho y oscuro paso bajo la vía del
tren que une Toronto y Nueva York, en el que habitualmente la niebla impide ver
más allá de tu propia mano. En este túnel ocurrió un escalofriante crimen que
dejó maldito el lugar y son cientos las personas que aseguran haber sentido una
presencia cuando lo han atravesado.
Esta es su leyenda…Hace más de un
siglo había algunas casas cerca de los alrededores del túnel. En una de ellas
había una familia rota por el alcoholismo del padre, un hombre violento que
descargaba toda la furia que sentía por su miserable vida golpeando a su mujer
y su única hija cada vez que se emborrachaba. La mujer trataba de soportar las
palizas y evitar que golpeara a su hija, poniéndose como escudo y diciéndose a sí
misma que su marido volvería a ser quien fue cuando se conocieron. Pero la
situación no mejoraba y, temiendo por la vida de su pequeña, se armó de valor y
decidió pedirle el divorcio. El hombre al escuchar a su mujer que abandonaba la
casa con la niña, se enfureció tanto que la amenazó con prenderle fuego a toda
la casa con ellas dentro si trataban de salir de allí. La mujer al ver como el
hombre agitaba una lámpara de aceite y la acercaba peligrosamente a las cortinas,
decidió plantarle cara por primera vez en su vida y le comenzó a empujar
mientras le gritaba fuertemente. La reacción del hombre no se hizo esperar,
lanzó la lámpara contra uno de los muebles, que de inmediato comenzó a
consumirse, llegando las llamas hasta el techo de madera en cuestión de
segundos.
Se giró hacia su esposa y la
derribó de un puñetazo, pero no contento con ello la continuó golpeando y
pateando aunque ella estaba inconsciente en el suelo. La niña, al ver la
escena, escapó presa del pánico, corriendo tan rápido como podía con la
intención de llegar hasta la casa de sus vecinos que se encontraban al otro
lado del túnel. Mientras corría, sólo se giró un segundo para ver como toda la
casa comenzaba a arder mientras su madre aún estaba dentro y su padre salía con
paso lento pero seguro con una lámpara de aceite apagada en la mano. Pero su
huida no tuvo éxito; ya que, cuando se encontraba a mitad del oscuro túnel, la
niebla le impidió ver una piedra, con la que tropezó y cayó de bruces en el
encharcado y frío suelo. Sentía un gran dolor en su tobillo y, por más que
trataba de levantarse, el dolor la vencía y caía nuevamente.
Ese lapso de tiempo fue
aprovechado por su padre para alcanzarla. La niña quedó paralizada por el miedo
cuando observó cómo su enloquecido padre se acercó a ella y vertió lentamente
todo el aceite sobre su diminuto cuerpecito. Entonces sólo un sonido más se
escuchó en el túnel: el de una cerilla encendiéndose justo antes de que el
padre la arrojara sobre la niña y la prendiera en llamas. Los gritos de dolor
de la niña fueron tan desgarradores que quedaron impresos por la eternidad
entre las paredes de este túnel, que desde entonces se llama localmente “El
Túnel de los Gritos” (Screaming Tunnelen inglés). El destino del padre nunca quedó
claro, unos afirman que regresó a la casa ardiendo y entró nuevamente para
arder en las mismas llamas que él había provocado, otros que desapareció y
nunca fue detenido.
Lo que sí que es cierto, es que
son pocos los valientes que se atreven a acercarse al Túnel de los Gritos de
noche, pues cualquiera que entra puede sentir que hay algo negativo en su
interior y una presencia les vigila. Se dice además que, si enciendes una
cerilla en la mitad del túnel (el lugar donde ardió la niña), se puede escuchar
un grito desgarrador y sentirás como una brisa apagará inmediatamente la llama,
como si alguien hubiese soplado para que regrese la oscuridad a sus paredes…
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